Desde luego, no hay como viajar y abrir horizontes; en esta ocasión nos acercamos a Galicia un fin de semana fantástico, donde no faltó el buen marisco, el vino y las risas.
Comenzamos en la Guardia, el municipio pontevedrés que abre las puertas a la desembocadura del río Miño, barrera natural que sirve de frontera entre España y Portugal. Distinguido por la Comisión Europea como destino europeo de excelencia (EDEN). Además de ser reconocido por las fantásticas langostas, entre otras delicias de la mar.
Qué visitar:
Monte de Santa Tecla, es una elevación de 341 m de altitud situada en el extremo más sudoccidental de Galicia
Playa de Camposanto
Puerto pesquero
Y aquí en el puerto pesquero, tras ese paseo maravilloso, no podíamos menos que sentarnos a disfrutar de esas vistas acompañados de fantástico marisco acompañado de vino de la tierra.
Uno de los clásicos es el restaurante Ribeirina, con más de 50 años funcionando, dispone de viveros propios y muy buen producto a precios razonables.
Comenzamos con las ostras, uno de mis mariscos preferidos; de tamaño más bien pequeño, pero con mucho sabor, percebes suculentos, Continuamos con las navajas, los berberechos y el rodaballo con patata cocida.
No cabe duda, que la materia prima es de primera! Lo acompañamos con vino Señoría da Torre fresquito, que entra solo!
De postre, canutillos y tarta Santiago, cafés y orujo de la tierra.
El ticket fue de 40 euros por persona. El servicio es simplemente correcto y funcional.